domingo, 21 de mayo de 2017

“LOS GAITEROS DE UNA TIERRA QUE HUELE ALEGRE” Ovejas, la universidad de la gaita

FELIX CONTRERAS
SU GAITA UN PALITO VERDE, UNA FLOR SABANERA

La extensa sabana de Sucre es un hermoso jardín lleno de variadas y coloridas flores, que le cantan a la vida y a la madre naturaleza. En esos parejas en un  sitio que era conocido como la crucecita en Corozal Sucre, nació hace 88 años, un 15 de enero de 1928, Feliz contreras, el campesino, el padre, el gaitero del Piñal, el gaitero de Flor Sabanera.

Su rostro marcado y su pausada voz refleja la sapiencia que los años le dan a los hombres humildes y sencillos, que ven en lo cotidiano la gran riqueza que nos regala la vida. De una familia musical, rodeados de acordeoneros, tamboreros, milleros y gaiteros, el maestro se enamora de la flor más hermosa que aún le hace palpitar el corazón, su gaita corta.

De la mano de viejos gaiteros como Nicomedes Olivera y Blas chamorro aprendió a ejecutarla, en esos inicios los sones no tenían nombres, ni se les identificaba como cierto ritmo, eso lo vino aprender por allá en 1989 cuando inició a  participar en el Festival Nacional de Gaitas, del cual recuerda con emoción haberse ganado el tercer lugar en aficionado en 1990, cuando aún se encontraba en los coqueteos con el instrumento que más tarde le daría la oportunidad de convertirse en un referente por su estilo y autenticidad al  ejecutarla y de hecho se consagró en los tan deseados primeros lugares de los festivales de la región caribe, de ello fue testigo Galeras, Cereté, San Rafael, Moñitos, Cartagena, Guacamayal, sabanas de Pedro, Los palmitos, Ovejas entre otros.

Pese a su avanzada edad, su memoria recuerda a los viejos gaiteros, los anónimos juglares que alegraban los bautizos y las velaciones del piñal, de Ovejas y de cualquier lugar donde había un campesino que tenía una promesa por cumplir a su santo…a Juan Novoa, Pedro Pérez, Salvador Pérez, Antonio Santos, Julio Gamboa. De su infancia, la felicidad de vivir en el campo, la paz que con que se vivía y los juegos el trompo, la ronda, el toro, la bola, el barrilete, la ronda…y muchos más que jugaban en horas libres porque en ese tiempo primero era el deber. De la gaita corta y pito atravesao asegura se acompañaba con el tambor, las maracas y el bambuco, porque era un tamborcito que se tocaba con dos palitos.

El estilo de su gaita se reconoce por su sonido bajero, se diferencia de las nuevas generaciones a quienes les profesa un profundo respeto y explica que el tiempo cambia y con ello todas las cosas, “sería por su espesor, dimensiones y longitud, hoy es más rápida, un pito”.


Sus creaciones Palito verde en ritmo gaita (quizás la única gaita compuesta para la gaita corta), La rana encuera en ritmo de merengue, Mañanitas y Lamento campesino en ritmo de porro son algunas de las herencias de su sonido, que no es más que el sonido de la naturaleza misma, que le susurra y le dicta cada nota, pues ellas han nacido de esa experiencia vivencial de ver el palito vestido en invierno y verano al lado del camino que conduce a la vereda; de la rana que coquetea con un sapo en la esquina del rancho o de las tristes pero reales condiciones de miles de nuestros campesinos que no han dejado nada con que comer y vuelve de una jornada a su rancho y ven los lobos que se pasean por la hornilla o el fogón.

La soledad y el olvido no pueden imperar, hay una esperanza, una compañera colgada en el alar del racho que espera muda y coqueta a que las manos de nuevos dioses le den un soplo de vida y embrujen las penas, las noches, las mañanitas con hermosos sonidos que hacen caer la lluvia sobre la tierra y la desgracia se moje y reverdezca el prado y nazcan las flores sabaneras que nos recordaran por siempre que Félix Contreras, es como ese Palito verde que siempre esta vestido de vida.


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