FELIX CONTRERAS
SU GAITA UN PALITO VERDE, UNA FLOR SABANERA
La extensa sabana de Sucre es un hermoso jardín lleno de
variadas y coloridas flores, que le cantan a la vida y a la madre naturaleza.
En esos parejas en un sitio que era
conocido como la crucecita en Corozal Sucre, nació hace 88 años, un 15 de enero
de 1928, Feliz contreras, el campesino, el padre, el gaitero del Piñal, el
gaitero de Flor Sabanera.
Su rostro marcado y su pausada voz refleja la sapiencia que
los años le dan a los hombres humildes y sencillos, que ven en lo cotidiano la
gran riqueza que nos regala la vida. De una familia musical, rodeados de
acordeoneros, tamboreros, milleros y gaiteros, el maestro se enamora de la flor
más hermosa que aún le hace palpitar el corazón, su gaita corta.
De la mano de viejos gaiteros como Nicomedes Olivera y Blas
chamorro aprendió a ejecutarla, en esos inicios los sones no tenían nombres, ni
se les identificaba como cierto ritmo, eso lo vino aprender por allá en 1989
cuando inició a participar en el
Festival Nacional de Gaitas, del cual recuerda con emoción haberse ganado el
tercer lugar en aficionado en 1990, cuando aún se encontraba en los coqueteos
con el instrumento que más tarde le daría la oportunidad de convertirse en un
referente por su estilo y autenticidad al
ejecutarla y de hecho se consagró en los tan deseados primeros lugares
de los festivales de la región caribe, de ello fue testigo Galeras, Cereté, San
Rafael, Moñitos, Cartagena, Guacamayal, sabanas de Pedro, Los palmitos, Ovejas
entre otros.
Pese a su avanzada edad, su memoria recuerda a los viejos
gaiteros, los anónimos juglares que alegraban los bautizos y las velaciones del
piñal, de Ovejas y de cualquier lugar donde había un campesino que tenía una
promesa por cumplir a su santo…a Juan Novoa, Pedro Pérez, Salvador Pérez,
Antonio Santos, Julio Gamboa. De su infancia, la felicidad de vivir en el
campo, la paz que con que se vivía y los juegos el trompo, la ronda, el toro,
la bola, el barrilete, la ronda…y muchos más que jugaban en horas libres porque
en ese tiempo primero era el deber. De la gaita corta y pito atravesao asegura
se acompañaba con el tambor, las maracas y el bambuco, porque era un tamborcito
que se tocaba con dos palitos.
El estilo de su gaita se reconoce por su sonido bajero, se
diferencia de las nuevas generaciones a quienes les profesa un profundo respeto
y explica que el tiempo cambia y con ello todas las cosas, “sería por su
espesor, dimensiones y longitud, hoy es más rápida, un pito”.
Sus creaciones Palito verde en ritmo gaita (quizás la única
gaita compuesta para la gaita corta), La rana encuera en ritmo de merengue,
Mañanitas y Lamento campesino en ritmo de porro son algunas de las herencias de
su sonido, que no es más que el sonido de la naturaleza misma, que le susurra y
le dicta cada nota, pues ellas han nacido de esa experiencia vivencial de ver
el palito vestido en invierno y verano al lado del camino que conduce a la
vereda; de la rana que coquetea con un sapo en la esquina del rancho o de las
tristes pero reales condiciones de miles de nuestros campesinos que no han
dejado nada con que comer y vuelve de una jornada a su rancho y ven los lobos
que se pasean por la hornilla o el fogón.
La soledad y el olvido no pueden imperar, hay una esperanza,
una compañera colgada en el alar del racho que espera muda y coqueta a que las
manos de nuevos dioses le den un soplo de vida y embrujen las penas, las
noches, las mañanitas con hermosos sonidos que hacen caer la lluvia sobre la
tierra y la desgracia se moje y reverdezca el prado y nazcan las flores
sabaneras que nos recordaran por siempre que Félix Contreras, es como ese
Palito verde que siempre esta vestido de vida.
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