“Si la luna de
Barranquilla tiene una cosa de maravilla, la luna Ovejera es cumbiambera,
mírala, mírala, por el ritmo de sus caderas”
Por: magíster Armando
Luis Rivero Manjarrez
Su dulce voz acaricia las melodías y las letras de sus
composiciones que por más de casi tres décadas ha creado, la piel se me eriza,
el corazón me late emocionado y la memoria me retrocede a mi pre adolescencia
cuando la conocí en las aulas del Colegio de Bachillerato Gabriel Taboada
Santodomingo, enseñando las bellezas de la poesía colombiana y la literatura,
tan bella y sonora como su nombre: Flor.
Su nombre de pila es Flor María González Pérez, nacida en el
mes de septiembre de 1953, la nieta paterna del “negro Torrecilla”, el músico
que ejecutaba el órgano en la iglesia en las misas del padre Persia en Corozal,
e hija de Florentino González reconocido músico trompetista y clarinetista,
fundador e integrante de la Banda 8 de Diciembre de Corozal, luego de la
llamada orquesta Perlas de las sabanas de Corozal que terminó llamándose
orquesta Claridad.
Aunque no tiene duda que sus raíces familiares la hacen
portadora de una vena musical que le ayudó a desarrollar su oído, ella reconoce que en
esa época era vedado para las mujeres aprender tocar un instrumento y no tuvo
el privilegio que algunos de sus hermanos obtuvieron.
Como maestra llega muy joven a Ovejas, a la edad de los
dieciocho y por más de veinte años entre literatura, poesía y el contexto político,
social y cultural del pueblo se va despertando la musa de su interior, fue así
que en el año de 1990, en el marco del Festival Nacional de Gaitas, después de
acompañar a sus hijos que participaban en grupos infantiles (Bullarengueros de
Almagra), se sienta en lo alto del corredor de “Mayito Bula” en el parque
principal a escuchar el concurso de las canciones inéditas, en ese marco con
una plaza y una luna llena que adornaba los cielos y la tarima, logra captar
con la sensibilidad del poeta la belleza de estas músicas que logran
confabularse con la naturaleza para pintar los cuadros más hermosos en la
realidad mágica de los Montes de María, una luna que asiste y se goza el
festival y que se muestra tan completa, bella y resplandeciente, de allí, se
inspira y nace “Luna Cumbiambera”, su
primera creación que la catapultó a la
memoria de todo un pueblo que coreó esta agradable composición al obtener el
primer lugar en canción inédita al año siguiente. Cabe destacar que entre los jurados que
escogieron el tema de Flor María González se encontraba el Médico huilense Jorge
Villamil Cordovez, conocido como el Compositor de las Américas y Aury Tolosa de
la Radiodifusora Nacional. Además de una competencia de alta calidad y
compositores de la talla de Daniel Perez
“Ñañe Perez”, Hernando Coba, Jorge Mario Iriarte, Roque Saballet entre otros.
Anoche yo tuve un sueño
un sueño maravilloso (bis)
bajaba hasta mí la luna
bailando al son de la cumbia(bis).
Esa luna cumbiambera
llevaba una corte entera(bis)
formada por mil estrellas
que la hacían lucir más bella(bis)
mírala, mírala, mírala
esa luna es ovejera (bis)…
Con la participación y el triunfo en 1991, de “Luna Cumbiambera”, la seño Flor como la
conocen en Ovejas, logra ser la primera
mujer y única hasta el momento que logra el tan anhelado primer lugar en
canción inédita. En 1992 se presenta con Bailadora e’ gaita y ocupa el tercer
lugar.
Ella ha participado en diferentes festivales del caribe. En Ovejas
ha estado concursado en ocho ocasiones. En su cuaderno cancionero tiene más de
30 composiciones, entre cumbias, porros y paseos de los cuales podemos destacar
“Romance Gaitero” tema que le compuso al viejo Joche Álvarez y a
su querida esposa Teresa; “La Bizca”
a María Isabel de la Rosa la bailadora de gaitas más famosa de la historia de
este pueblo y su éxito nacional “Tamborero”, muy famosa por cierto entre
la cumbiambas que desfilan en el carnaval de Barranquilla y que el gran
entusiasmo y las manos cortas de su hijo Carlos sobre el tambor le inspiraron
en un viaje de espectadora, hacia Flor del Monte, en el marco de los diálogos
de Paz del gobierno con la guerrilla
CRS.
Un sonido de tambor llevo en mi
sangre,
un ritmo de llamador en mi corazón,
palabras como aguardiente y como ron,
se embriagan con el repique de mi
tambor.
Repícalo, repícalo, mi tambor,
suénalo, suénalo, mi tambor,
repícalo, repícalo, mi tambor,
suénalo, suénalo, mi tambor.
Tamborero, tamborero, tamborero…
tamborero soy.
Tamborero, tamborero, tamborero
tamborero soy.
Por la
calidad de sus letras llenas de recursos literarios y autenticidad de sus
melodías, Flor María González rompió los paradigmas de las composiciones
tradicionales de gaitas y creó un estilo y una identidad que la sitúan como pionera
de unas gaitas de salón, con una
sonoridad más romántica o delicadas,
alejadas del sabor y rusticidad del campo y más cercana a la influencia de la
academia y lo elaborado.
Sin duda
alguna la seño Flor lleva un ritmo de llamador en su corazón y en su pluma la
poesía de una Luna tan grande y bella que la hacen lucir más bella.
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