Por: Magíster Armando
Luis Rivero Manjarrez
Sus manos gruesas campesinas besan el fondo del tambor, sus
dedos ágiles acarician el borde y el centro, el cuero del venado aforrao sobre
el vaso de banco, no se resiste ante el coqueteo del tamborero fabricante y
grita galopante las melodías del ancestro, sonidos viscerales de las entrañas
de la tierra, sus tropicones imitan el sonido de los pájaros, del viento, del
arroyo, de su corazón, de la naturaleza misma.
De ese mismo material que nutre sus golpes melodiosos, está
hecho Francisco Ortiz, cuyo nombre de pila es Félix Francisco Ortiz Flórez,
nacido un 2 de diciembre de 1939, en la vereda Joney, esa misma que por su
belleza y riqueza natural marcaron el destino musical de su también hermanos
Ismael y Enrique Ortiz. Ellos los hermanos Ortiz, bajo el amor maternal de
María Francisca Gutiérrez Flórez y la influencia musical de sus tíos y en
especial de su padre José Antonio Ortiz, aprendieron el amor por la música de
gaitas pues, él como machero acompañaba la gaita hembra de Francisco Olivera,
“el lobo de la Ceiba”, en las noches calurosas de verano, en que las gaitas
rendían tributo a los santos, para que el cielo llorara y bendijera la tierra y
pariera sus frutos.
A sus 19 años, junto con Ismael y Carmelo Causado andaban de
parranda en parranda con la música de acordeón y él era dueño de la caja,
aunque por la influencia de Pacho Llirene ya había aprendido a fabricar los
tambores pues, era amigo de la familia y en una de esas visitas también lo
predestinó a ser tamborero, aunque él, aún no había encontrado el camino que le
correspondía.
Como nadie escapa a su destino, al igual que Pacho Llirene,
Francisco Ortiz con su tambor acompañó a las viejas cantadoras y con los inicios del Festival Nacional de
gaitas integró Los Cumbiamberos campesinos, conjunto que se presentó en el
primer Festival en 1985, con la gran
nómina de Atilano Barrios en la gaita hembra, Julio Barrios en la gaita
macho, el llamador de Enrique Ortiz y en el tambor de Francisco Ortiz, luego
con el transcurrir de los años su tambor integró Los Caciques de la gaita, Tambores
del caribe de Julio Martínez, “el lobo” y por más de ocho años con Flor sabanera del
Piñal del maestro Félix Contreras con quién recorrió festivales, parrandas y
velaciones.
A este hombre humilde campesino, que no busca más que el golpe
de su tambor, en diálogo con la gaita hembra exprese el amor, la alegría y la libertad de su corazón, la organización
Festival Nacional de Gaitas “Francisco Llirene” le rinde un merecido homenaje en
su trigésima cuarta edición de 2018.
Salud y vida al juglar, al maestro…
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