domingo, 21 de mayo de 2017

EL LOBO: el gaitero del Palmar

Por: ARMANDO RIVERO MANJARREZ
En el Palmar, entre los cantos de las guacharacas que lo levantan cada mañana, la atención de sus vacas, gallinas, cerdos, pavos y cultivos, transcurre la vida del gaitero y artesano Julio Enrique Martínez Causado, conocido popularmente como  “El lobo”, apodo o nombre artístico que se ganó en los años ochenta en Don Gabriel y Buenos aires, pueblos campesinos cercanos a La Ceiba de Chalán y quienes conocieron y recibieron gran influencia musical de Francisco  Olivera, uno de los más importantes gaiteros de los Montes de María y a quién le llamaban de esa misma forma. Ese apodo se acentuó con el pasar de los años,  en cada parranda gaitera interpretaba “esta es la canción, del lobo…eh lobo, el lobo…”, pieza musical que popularizo la cantante Irene Martínez, impulsadora de la música folclórica picante.
El hijo del viejo gaitero Cirilo Martínez Tovar e Isolina Rosas Causado, nació un 28 de Junio de 1947. Llegó al altar con Gloria Gómez Meza con quién tuvo su primer hijo, pero sus más de 47 años asentado en el Palmar los ha compartido con Bleidis Benítez Rodríguez con quien procreó siete hijos: Henry, Ingris, Julio, Jader, Maria, Kelly y Diana, todos ellos acompañantes de su padre en el transcurrir de su niñez y adolescencia en los diferentes grupos de gaitas que organizó para participar en diferentes Festivales de la región, en la categoría de gaita Corta.
Nombres como Palma Caliente, Tambores del Caribe y Proyecto Pitahaya han quedado plasmados en la memoria de los Festivales en Ovejas, Galeras y Cereté. En los anales de Festigaitas registra su primer triunfo en 1985, primer puesto con el grupo Palma Caliente; Con Proyecto Pitahaya, 1990 segundo puesto, 1994 y 1995 primer puesto, 1997 tercer puesto; en el año 2000 retoma el nombre de Tambores del Caribe y se queda con el tercer lugar. El Festival de la algarroba registra el primer lugar en 1989 con Tambores del Caribe y segundo lugar en 1991 con Proyecto Pitahaya.
El lobo es fabricante de gaitas cortas que oscilan en longitud de 35 a 38 centímetros, con la medida de sus dedos perfora los huecos sobre la pitahaya; todo un gaitero de 24 horas, consigo carga el típico sobrero, su mochila de pita y desde que intercambió con Roque Saballet (q.p.e.d) un tambor por un estuche de madera, dentro de éste tres gaitas, dos de cinco huecos y una de seis. Todo un armamento para impregnar cualquier rincón donde pase con los ricos aromas de gaitas y de composiciones que nacen y florecen al instante cuando sus manos, sus experiencias y sus recuerdos se conectan en la euforia de una parranda o en la soledad e intimidad de sus cultivos y animales con su instrumento .
De esos ambientes han nacido composiciones como Tiempos pasados, La rana, Marimondita de los Montes de María, El bastón de mi abuelo, La Gallineta, El aguacero, Las novias, Llora los Montes de María, El niño Dios bendito, entre otras.
Julio Martínez, el Lobo del Palmar con su particular forma de interpretar la gaita corta ha sembrado la tradición en diferentes lugares, no sólo como músico sino como maestro en escuelas, en las que llega como el campesino que es, sencillo, humilde y alegre. No sólo comunidades rurales de los Montes de María han tenido la oportunidad de recibir sus conocimientos, con el apoyo de una empresa bananera logró enseñar en Apartadó, Chicorodó y Carepa en Antioquia.

La Organización Festival Nacional de Gaitas en su XXXI edición le rinde un merecido homenaje en vida a Julio Martínez, el Lobo, el gaitero del Palmar para que las nuevas generaciones sigan cantando por siempre que “eran los tiempos pasados, cuando tocaba mi abuelo, por eso lo recordamos…toca, toca tamborero para que se alegre el gaitero…”

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