Por: Magíster ARMANDO
LUIS RIVERO MANJARREZ

Cuando recuerda ese
primer año se sonríe y asegura que fue toda una odisea, una locura, pues sin
gaiteros, sin palta, con sobres fueron de casa en casa pidiendo dinero y de
pueblo en pueblo reuniendo a los gaiteros. En ese primer evento llegaron diez
conjuntos y medio porque el otro se completó con los que llegaron. La guardería
“Hogar San Francisco” se convirtió en todo un hotel, la alimentación la preparó
el señor Tomás García y la organización del voluntariado Femenino se convirtió
en el primer comité de recepción ya en el segundo Festival.
Afirma que el papel de
la mujer desde los inicios del evento ha sido fundamental y resalta fuertemente
el apoyo de Totó la Momposina, quién sin tanto protocolo y mucha humildad
después de participar en eventos nacionales e internacionales arribaba a Ovejas
para subirse a la tarima y estremecer al público con su canto y fomentar la participación de la mujer.
Amalfi con el pasar del
tiempo ha ocupado diferentes cargos en la junta directiva, miembro de los
comités de apoyo y fundadora e instructora del grupo de danzas del festival. Ya
como Licenciada en Ciencias Sociales y la experiencia acumulada mira y
reflexiona de manera crítica el evento y anhela volver a ver los grandes foros
que se daban con altas personalidades de la academia y la investigación, la
feria artesanal, los lanzamientos en diferentes ciudades y los viernes de
gaita.
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